LAS VIÑAS.

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Viñas. Se encuentra alejada del casco antiguo de la ciudad, en la barriada de la Vid, pero no por ello deja de estar fuertemente arraigada en el ambiente cofradiero de la ciudad.

La parroquia de la Asunción fue creada en 1957, cambiando al poco tiempo su título por parroquia de Nuestra Señora de las Viñas. El proyecto en líneas generales se parece al de la parroquia de Santa Ana pues el autor de los dos fue Fernando de la Cuadra e Irízar, con tres naves y acorde con las necesidades propias de la parroquia. En el exterior la diferencia más notable está en la espadaña, y en el interior, en el presbiterio. Es iglesia de tres naves, aunque las laterales son muy estrechas. La nave central comienza en el coro situado en la parte superior de la puerta de entrada y terminado en el ábside, que ocupa casi el ancho total de las tres naves. Todo el fondo del presbiterio está cubierto de azulejos que en distintos tonos de azules, y salpicados de estrellas, forman fajas que convergen en un precioso grupo, de bulto redondo y agradable policromía, que representa la subida de la Virgen al cielo y fue esculpido por José Luis Vasallo. En el exterior una gran cruz de mampostería corona el ábside. La imagen del Cristo, titular de la Hermandad, está situada normalmente en el presbiterio, en el lado del Evangelio, y la de la Virgen, en la Capilla del Sagrario.

Don Fernando de la Cuadra y el mismo escultor, José Luis Vasallo, también son los autores del monumento, tan estudiado y acertado, que está en el centro de la Plaza de Escribanos.

En dicha parroquia también está ubicada la Hermandad de la Virgen del Consuelo, aunque actualmente se le da culto en una capilla propia, situada en la Barriada del Pelirón. (Localización en Google Earth).

La talla del Santísimo Cristo de la Exaltación es obra del imaginero gaditano Luis González Rey. Se trata de un Cristo vivo. Fue bendecida el Viernes de Dolores de 1991. Es un Crucificado que mantiene la tipología iconográfica barroca, pero ofreciendo también variantes, como el paño de pureza, de gran dinamismo y muy original en su composición, o la forma de disponer los clavos de las manos, que penetran por la muñeca, confiriendo a la talla un aspecto de impactante realismo. La imagen tiene mucho de monumental y la cabeza es muy bella, quizás lo mejor de todo el conjunto. Sigue la línea del barroco andaluz.

Mide 1,90 metros de altura, procesionando por primera vez en la tarde del Viernes Santo de 1991. El imaginero, como hemos referido, tuvo la originalidad de colocar en su Crucificado los clavos atravesando la muñeca y no la palma de la mano, como es tan usual entre los andaluces. Es el único Crucificado jerezano que tiene esta particularidad. En Sevilla, la imagen del Cristo de las Cinco Llagas (Hermandad de la Trinidad) es la única que presenta los clavos en la muñeca. Indudablemente este detalle se ajusta mucho mejor a la realidad histórica. Desde el punto de vista médico, los clavos sólo pueden penetrar por tres sitios: por la palma de la mano, por el carpo y por la zona inferior del antebrazo. Los clavos introducidos, como es costumbre hacer en Andalucía, por la palma de la mano, no resisten el peso del cuerpo, si bien estéticamente es más bella su representación de esta manera.

El Crucificado de González Rey presenta una cabeza de mechones rizados, siendo el rostro de gran belleza y facciones clásicas, a pesar de su modernidad. El cuerpo, atlético y musculoso, responde a las notas dominantes en la imaginería jerezana crucífera del siglo XX. La torción de las piernas es muy forzada, contribuyendo a aumentar la sensación de barroquismo en la talla. Lo que más llama la atención es el paño de pureza, reducido al mínimo, cordífero, y que deja al descubierto ambas caderas, resaltando así la desnudez del Crucificado. Es un paño original y muy personal dentro de la producción escultórica de este artista gaditano. Otra particularidad es que la pierna izquierda apoya sobre la derecha, al contrario de lo que suele hacerse.

La cruz es arbórea, la talló Francisco Pinto Berraquero y fue reformada por el autor de la imagen actual, Luis González Rey, el mismo año de 1991.

La talla del Cristo anterior, que estaba muy deteriorada, fue realizada por el escultor sordomudo Vicente López López, en el taller Belloso, S.A. (Zaragoza), teniendo todas las características de la imaginería de principios del siglo XX. Era de talla completa y de tamaño natural. Era un Crucificado todavía vivo, como corresponde a este momento pasionista. El paño de pureza, sencillo, estaba anudado a la cadera derecha, cubriendo ésta totalmente, por lo que es claro que el imaginero no siguió los dictados del Siglo de Oro en este detalle. La corona de espinas era de púas finas e hirientes. El rostro reflejaba un profundo dolor, apreciable en la boca entreabierta y la nariz afilada. Los ojos eran de gran expresividad, completamente abiertos. La anatomía era delgada, con las costillas muy marcadas, pero frágiles, no robustas ni musculosas. Los cabellos estaban tratados a base de mechones lacios.

En el paso aparecen unos sayones que están fijando la Cruz sobre el Gólgota. Dichos sayones los ha realizado el escultor jerezano Francisco Pinto Berraquero, y salieron procesionalmente por primera vez en 1984. Se cuenta que, mientras se tallaban, se siguió todo el proceso con diapositivas, realizándose más tarde un audiovisual y los sayones fueron bautizados. Así, el viejo que está a los pies de la Cruz es el "Cananeo". El que aguanta la Cruz por el centro es el "Herrero". El joven que está en el extremo de la derecha se llama "Jairo" y el que sujeta por el lado opuesto tiene el mote del "Cepa". Posteriormente se incorporó una imagen de María Magdalena, realizada por Luis González Rey, en 1992, un romano, también de González Rey en 1998 y José de Arimatea, obra de Fernando Aguado, en el 2009. Posteriormente en el 2001, se estrenó nuevo ropaje para los sayones del paso de Misterio, donados por un hermano de la Cofradía. Todas las figuras son tallas de vestir y sobre unos apuntes de Pinto, diseñó los trajes José Ramón Fernández Lira y se confeccionaron siguiendo las indicaciones de José Guerra Carretero, el cual eligió las telas y colores. El legionario que vigila el momento en que Cristo es crucificado y exaltado, mantiene la misma tipología del soldado romano de la Semana Santa neobarroca del occidente de Andalucía. Viste túnica roja y su armamento defensivo consiste en armadura o loriga musculata, yelmo o casco de tipo ático con cimera de plumas rojas, de forma que parece indicarnos que se trata de un oficial o suboficial (centurión u optione). Lleva además el sagum o capa militar que se usaba para indicar oficialidad o proteger al soldado del frío. Calza caligae o sandalias militares. Su equipo defensivo consiste en el gladium o espada corta romana de doble filo y una lanza que no es pilum de infantería, sino más bien la pica pesada de caballería. Nuria Guerra había proyectado para esta hermandad un boceto de un soldado romano que no se llegó a realizar. Poseía anteriormente la hermandad otros sayones que fueron realizados en el año 1970 por el escultor valenciano Chaveli y sustituidos, como se ha dicho anteriormente, en 1984. En el año 2000 se dotó de una indumentaria completa al soldado romano. Consta de lanza, espada, casco y coraza entre otras protecciones metálicas y vestiduras acordes con la época. La orfebrería ha sido realizada en el taller del orfebre sevillano Manuel de los Ríos Navarro, así como un nuevo ropaje para María Magdalena.

En 2009, se estrenó la imagen de San José de Arimatea, realizada con motivo de la ampliación y renovación del misterio procesional de la hermandad jerezana, y representa al Santo Varón afligido en el momento de la Crucifixión de Jesús, suplicando a la soldadesca romana que permita a las Santas Mujeres estar junto al Señor, al pie de la cruz.

La imagen, de 185 cm de altura, es de vestir y ha sido labrada en madera de cedro policromada al óleo, con mitra y botas talladas en la misma pieza, éstas tres últimas piezas estofadas y cinceladas en oro fino por el autor.

Las ropas de San José de Arimatea han sido diseñadas por su propio artífice, junto con David Calleja, quien además ha sido el encargado de confeccionarlas con gran destreza. El santo luce en el pecho un pectoral propio de su rango, cincelado por los orfebres sevillanos Manuel y Joaquín de los Ríos.

En la Semana Santa de 1998 estrenó el anterior paso que se ha elaborado en la ciudad de Cádiz según un diseño de José Ramón Fernández Lira, de unas dimensiones bastante superiores al anterior. En 1999, se estrenaron detalles de orfebrería de la canastilla del paso y el llamador para el mismo, así como unas cruces esmaltadas

El paso antiguo tenía la estructura de madera y todo lo demás de orfebrería. La carpintería del paso antiguo era obra de Juan y Abelardo Buzón y la orfebrería del mismo (los paños de los respiraderos y de la canastilla, las capìllas de las esquinas, los seis candelabros, crestería y los caireles y el baquetón que los remata), de plata cofradiera cincelada y repujada, de los talleres de Viuda de Villarreal realizados entre los años 1976 y 1978. Las imágenes de los Evangelistas que iban en las capillas de las esquinas también eran de orfebrería y policromadas. Los faldones, de terciopelo de color rojo. Las dimensiones de sus andas son de 212 cms. de ancho por 384 de largo y 154 de alto.

En el 2008 se estrena nuevo Paso de Misterio en carpintería y asi como los candelabros del mismo ya tallados, por Francisco Pineda. Los faldones del paso han sido confeccionados y pintados por David Calleja (en el 2008 el frontal y en el 2009 los restantes). En el 2009 se completa la talla de la canastilla del paso y en el año 2010, comienza el dorado del mismo, en este año presentó el frontal de la canastilla.

Abre el cortejo el Diputado de Cruz de Guía, que porta la venia de paso de la Cofradía, siguiéndole la Cruz de Guía, en madera de caoba con cantoneras en plata cofradiera realizada por el orfebre Manuel de los Ríos Navarro en 1982 por un importe de 250.000 ptas. y mide 254 x 146 cms.; va acompañada por cuatro faroles guía, de plata cofradiera realizados por el mismo orfebre y año; Bandera del Señor, de pabellón de seda blanco con la cruz en aspa, azul celeste. El asta es de plata cofradiera y perteneció a las Damas de la Caridad, asociación que radica en la misma parroquia; Banderín de la Juventud, cuya asta fue realizada en los talleres San Francisco de Sanlúcar de Barrameda; Lábaro Sacramental, bordado por Esperanza Elena Caro en 1965 sobre terciopelo rojo. Fue restaurado en 1984 y también en 1994 por los Talleres Ildefonso de Jerez. El asta es de plata cofradiera y fue realizada recientemente por Talleres Oliotz y estrenado en la Semana Santa de 2009. La anterior asta era obra de Orfebrería San Francisco de Sanlúcar de Barrameda, estrenado en 1994; En el año 2009 fue sustituido por un Guión Sacramental, obra de David Calleja. En la Presidencia del Paso de Misterio suelen ir nazarenos representantes de las Hermandades de la Coronación de Espinas y el Consuelo.

En el cortejo del paso de palio, Cruz Parroquial, acompañada de acólitos con ciriales; Bandera Concepcionista, de pabellón de seda blanco y cruz celeste. El asta, de plata cofradiera, perteneció a la Legión de María, que fueron las primeras camareras de la Virgen. Su nombramiento y los estatutos de esta asociación se depositaron, debajo del mármol del altar, a los pies de la Virgen; Simpecado, obra de Ildefonso Jiménez, estrenado en el año 2003 (el anterior, de 1989, fue realizado en la propia Hermandad, con imagen en plata sobre terciopelo azul). El asta es de plata cofradiera, de Almacenes Velázquez de Sevilla; Libro de Reglas, con tapas realizadas en plata cofradiera por el orfebre Manuel de los Ríos Navarro, del año 1982. En la portada tiene el escudo de la Hermandad dorado en el centro y cuatro ángeles y bordes en plata, sobre terciopelo burdeos. La contraportada es lisa; Estandarte de la Hermandad, plegado, con el escudo bordado en oro y sedas de colores sobre terciopelo azul, en el Colegio El Salvador, de Jerez en 1961. Posteriormente fue reformado por las Esclavas del Santísimo en Jerez. El asta es obra del orfebre Villarreal.

Además posee 30 insignias, de distintas épocas y orfebres, tales como Villarreal, de Sevilla, Lorenzo, Jiménez y Rueda, también de Sevilla y Orfebrería San Francisco, de Sanlúcar de Barrameda. En el 2001 se estrenaron albas blancas para el cuerpo de acólitos del paso de palio y en 2008, Dalmáticas para el Cuerpo de Acólitos del paso de Misterio, pintadas por David Calleja

El origen de la Cofradía tuvo carácter popular y su fundamento fue el poder fomentar el culto al Santísimo Sacramento y veneración a la pasión de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre, así como servir de puente entre la populosa feligresía y la parroquia de Nuestra Señora de las Viñas, habitada mayoritariamente por obreros del gremio de la Vid. Así el 31 mayo de 1959con la autorización del párroco D. Maximino Vaca Álvarez, se reunió una comisión integrada por Felipe Morales Avelino, Francisco Casenave, Manuel Vergel Sánchez y Constantino Vallejo Calvo, solicitándose el día 17 de julio del mismo año la correspondiente aprobación y erección de la nueva corporación del Cardenal Arzobispo de Sevilla.

El 15 de julio de 1960 se aprobaron sus primeras reglas por la Autoridad Eclesiástica, que la constituyeron de forma oficial como nueva hermandad que, como su título nos indica, "quiso expresamente unir las tres clásicas devociones andaluzas: el Santísimo Sacramento, la Pasión del Señor y la Inmaculada Concepción". Conseguido el reconocimiento de la Hermandad, los trabajos de la junta y de todos los hermanos se dirigieron hacia la primera estación penitencial propia que realizarían casi tres años más tarde.

Sin embargo, su labor procesional comienza en la Semana Santa de 1961, con la presentación de cinco miembros de su Junta de Gobierno con túnica de la Exaltación (uno con la Bandera de la Hermandad, otro con el Libro de Reglas y tres con cera roja) en el cortejo de la Hermandad de la Soledad en la tarde del Viernes Santo. En 1962 hicieron recorrido procesional con la Cofradía de Loreto, desde la Parroquia de San Pedro, diez hermanos con túnicas (uno con la bandera y cuatro con las insignias, seguidos de uno con el "Lábaro" Sacramental y cuatro con cirios rojos).

El 12 de abril de 1963 hizo estación penitencial la imagen de la Virgen, que ya había sido tallada por Manuel Prieto Fernández en el año 1959, época en que se fundaba la Hermandad y que tardó en hacer este gran tallista un mes. Esta imagen se veneraba en la Parroquia de las Viñas desde el 11 de agosto de 1961. El paso de palio para Nuestra Señora se hizo, por los hermanos de la Cofradía de los postes de derribo de la conducción eléctrica, en la casa de uno de los hermanos: Pedro Betanzos. Todos contribuyeron a cortar, lijar y ensamblar maderas hasta ver construida la parihuela, que posteriormente sería convertida en un sencillo pero digno Palio con faldones de encaje de seda blanca y dorados, respiraderos de malla e incluso con trozos de papel de plata. Las dimensiones eran de 3,45 por 2,25 metros Los varales fueron prestados por la Hermandad del Prendimiento, la candelería estaba formada con candelabros de las Angustias y del Cristo de la Expiración y la corona era procedente de la Virgen de la Encarnación. Finalmente, cuarenta y dos cofrades fueron los que realizaron el primer recorrido penitencial de esta hermandad. El horario que debían cumplir era el siguiente: Salida: 5,30; Rotonda, 7,45; Presidencia, 8,05; Colegial, 8,55; Fuera Colegial, 9,05; Entrada en su templo, 1,00. El recorrido que siguió en aquella ocasión fue: Plaza de la Vid, Ronda de Viñadores, Carretera de Arcos, Alvar Núñez, Marqués de Mochales, Rotonda, Carrera Oficial, Plaza de la Encarnación, Hortas Cáliz, Manuel María González, Plaza Monti, Plaza Reyes Católicos, General Franco, Plaza de las Angustias, Portería, Fermín Aranda, Paseo de las Delicias, Bloque N., Ronda de Viñadores, Plaza de la Vid. Encabezaba el recorrido la Banda de la Cruz Roja. Una intensa lluvia les acompañó durante todo el desfile.

Al año siguiente, 1964, ya sacó su paso completo nuevo con respiraderos prestados por la Hermandad de las Cinco Llagas.

En 1968 se celebró el acto de coronación de Nuestra Señora de la Concepción, acontecimiento que se vivió en el barrio de la Vid con gran fervor. En la Semana Santa del siguiente año, estrenaría en su desfile procesional la Santísima Virgen esta corona (costeada por los propios hermanos), así como también la peana y los faldones para el paso. En 1970 fueron realizados los dos sayones que elevan al Santísimo Cristo, obras de escultor valenciano afincado en nuestra ciudad, Tomás Chaveli, Finalmente, los bordados del paso de la Virgen se realizaron en los talleres de Carrasquilla y la candelería en los de Villarreal.

En 1973 se añadió al desfile el Cristo de la Exaltación. Sin embargo, la talla del Cristo ya estaba en poder de la Hermandad desde cuatro años antes (1969). Fue realizada en Valladolid, por un escultor sordomudo. Era de características modernas, pero destacable por su rigidez y compostura. Fue bendecido en el mismo año de su realización por el entonces Vicario, Monseñor Del Val Gallo. Salió en esta primera ocasión a hombros, para en los sucesivos años incorporarse al paso normal. Como anécdota, al destapar los componentes de la Junta de Gobierno la caja de madera donde venía la imagen del Santísimo Cristo que habían mandado realizar, se encontraron con que venía un Cristo en sí, pero totalmente muerto. Sabido es que debería venir sin lanzada en el costado y con bríos en los brazos y pies, como señal de una persona recién clavada en la Cruz. Pero no hubo desaliento y, en pocos días pudieron cambiar la imagen, en Valencia, por la que estuvo saliendo hasta 1990, un Cristo vivo y con una expresión de dolor y paz a la vez.

El 12 de octubre de 1973 fue fundado el centro de la juventud cofrade, rigiéndose por las mismas reglas de la Hermandad.

En 1984 salieron procesionalmente por primera vez unos nuevos sayones que están fijando la Cruz sobre el Gólgota y que fueron realizados por el escultor jerezano Francisco Pinto Berraquero.

A la imagen antigua del Cristo la sustituyó el año 1991 la talla que hizo el imaginero gaditano Luis González Rey. Ese año de 1991, realizaron su estación penitencial con sus titulares en parihuelas, debido a las obras realizadas en su templo, volviendo a hacerlo en pasos al año siguiente.

También se incorporó en 1992 al paso de Misterio una imagen de María Magdalena, realizada por Luis González Rey, y posteriormente, en 1998, un romano, obra del mismo autor.

En ese año, 1998, se estrenó un nuevo paso de misterio, siendo adquirido el anterior por una Hermandad del Puerto de Santa María. En 1999, se estrenaron detalles de orfebrería del paso de Misterio y el llamador para el mismo, así como unas cruces esmaltadas. El palio estrenó ese año faldones y parihuelas, realizadas por los mismos hermanos. En el 2001 se ha dotado de mayor altura a la puerta de la parroquia de las Viñas, lo que facilita la salida de la cofradía.

Esta Hermandad ha contado siempre con el apoyo de la vecindad, de su barrio, pasando de surgir de la nada a una trayectoria sencilla, ayudada siempre por la colaboración de los fieles de la parroquia.

El 1 de enero de 2004, fue leído en solemne acto en la parroquia de las Viñas, el decreto del Obispo de Jerez, Monseñor Del Rio, por el que se coronará canónicamente a la Virgen de la Concepción el 8 de diciembre del 2004, con motivo de celebrar el 150 aniversario del Dogma Inmaculista y el 25 aniversario de la Diócesis de Jerez

El 26 de noviembre de 2004, en el transcurso de una sesión solemne y extraordinaria del Pleno del Ayuntamiento de Jerez, convocado a las ocho de esta noche, le fue concedida la Medalla de Oro de la ciudad a la imagen de María Santísima de la Concepción. El acto se desarrolló en el salón de plenos del cabildo antiguo de la ciudad y contó con la presencia, además de la corporación municipal, las máximas autoridades cofrades de la ciudad, representadas por los hermanos mayores, consejo de la Unión de Hermandades y representación diocesana, así como la junta de gobierno y hermanos de la hermandad de La Exaltación, no pudiendo estar presente el obispo, Juan del Río, por encontrarse fuera de la ciudad. La Medalla de Oro le fue concedida en dicho acto aunque no entregada, ya que para ello se esperó al ocho de diciembre cuando la procesión de regreso a Las Viñas con la imagen de María Santísima de la Concepción bajo su paso de palio, ya coronada, llegó a la plaza de La Asunción. Fue entonces cuando la insignia le fue impuesta a la imagen. Las otras advocaciones marianas de Jerez que lucen la insignia se corresponden con las que están también coronadas: La Virgen del Carmen y la Patrona, Nuestra Señora de la Merced. En el ámbito cofrade, la medalla la poseen el Cristo de la Expiración y la Unión de Hermandades.

El día 8 de diciembre a las doce y diez minutos de la mañana el obispo coronaba canónicamente a María Santísima de la Concepción, el momento más esperado de una ceremonia religiosa que se iniciaba una hora antes en la Catedral, templo que se quedó pequeño para acoger a los centenares de personas que la llenaron por completo. Una misa de pontifical histórica y emotiva, la cual forma parte ya sin duda alguna de los hitos más sobresalientes de la diócesis. No sólo por los fundamentos de la jornada en la que se celebró el 150 aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción e inicio del año jubilar decretado con motivo de las bodas de plata diocesanas. Ese día fue coronada la primera imagen titular de una cofradía de penitencia y se elevaron a hermandad tres asociaciones parroquiales de la ciudad. La expresión más repetida al término de la ceremonia fue de satisfacción por lo vivido en las dos horas y diez minutos que tuvo de duración. Pese al frío reinante en la luminosa mañana, la atención de los asistentes fue máxima en una pontifical intensa en lo espiritual y en lo cofrade. No faltó casi nadie: corporación municipal, hermandades, consejos de cofradías de la diócesis, delegaciones diocesanas, centenares de hermanos de La Exaltación y 26 sacerdotes concelebrando con el prelado. El pregonero, Antonio Moure, hizo de introductor de la misa, mientras que la parte musical estuvo a cargo de la Coral Philarmonía excelentemente reforzada con el acompañamiento del órgano catedralicio y de una trompeta. No cabe duda que ayudó a la grandiosidad que alcanzó la pontifical desde su principio hasta el fin. La hermandad, cuya junta de gobierno vistió de chaqué, estuvo muy atenta a la organización y desarrollo de la ceremonia. Muy cerca del palio que cobijaba a La Concepción, con su candelería encendida, se situó la mesa de la cofradía. Tras la celebración de la palabra, el obispo ofreció una homilía que abrió compartiendo con todos los presentes " el gozo y la alegría de presidir en la caridad esta reciente porción del pueblo de Dios que forma parte de la vieja Iglesia que camina en Andalucía", en referencia a la celebración del año jubilar de las bodas de plata de la diócesis. Celebró el 150 aniversario del dogma Inmaculista poniendo "nuestros ojos del alma en aquella que es obra de Dios, uno y trino" y resaltando que el dogma significa "la victoria de la gente sencilla". Esta expresión del obispo guarda paralelismo con lo vivido ayer que también fue un día de victoria de la gente sencilla que han sido capaces de coronar a la imagen de su devoción con solemnidad, buen gusto y solvencia. Con estilo y formas correctas en lo cofrade y en lo humano. Compartiendo su alegría con todos los que se acercaron hasta ellos y hasta Ella. En definitiva, muy en sintonía con el espíritu con el que Del Río ha querido rodear la coronación de La Concepción, elegida por él y por encima de otras prioridades con más calado histórico o devocional. La homilía del obispo también ahondó en la devoción mariana y en el signo de la coronación de María de la Concepción: "Hemos decidido coronar a esta imagen por su advocación y por la devoción popular de un barrio que tanto sabe de necesidades y pobrezas semejantes a las que vivió la familia de Nazaret", dijo, para en otro momento subrayar que " al poner hoy sobre las sienes de la imagen la preciosa joya de una corona, no estamos poniendo algo meramente cuantificable en el orden artístico o económico. El regalo de unos hijos a una madre no tiene precio, no se mide ni se pesa". Y fue pasadas las doce cuando Del Río colocaba la corona a La Concepción tras recibirla de manos de la alcaldesa y en presencia de los otros padrinos del acto: la parroquia de Las Viñas y las Monjas Clarisas. Las campanas repicaron, la coral entonó música de Haendel, las lágrimas cayeron por los rostros y la Virgen pudo lucir por fin una corona de devoción con brillo de oro y brillantes entregados por la gente de Las Viñas. "Este es el amor que todos queremos tener a la Virgen, Madre de Dios. Esta es la devoción y la pasión que los cofrades de La Exaltación han querido expresar con tantos esfuerzos y cariño como han puesto en esta coronación", manifestó con énfasis y en voz alta el obispo, cuya homilía concluyó con una exhortación a las hermandades en el año de la Eucaristía y en el año jubilar diocesano. Para terminar hizo suyas las palabras de Juan Pablo II con motivo del Año Santo de la Redención.

Por la tarde, a las cinco, salía la procesión camino de Las Viñas tras una primera levantá dedicada por Del Río a los enfermos y a la gente de la hermandad. Al filo de las seis de la tarde sonó el himno en la puerta catedralicia y seguidamente, por primera vez en la calle, la marcha dedicada a Ella por su coronación canónica. Con parsimonia y sin prisas, el paso avanzó por la primera parte 'oficial' del recorrido, precedida por una importante presencia de hermandades de gloria y penitencia -medio centenar-. Atravesando calles del Jerez de siempre como el Arroyo, Barranco y Peones, donde la Unión de Hermandades ofrendó un ramo de flores. En el Carmen el paso casi entró en la basílica y se rezó la Salve. Siguió sonando con fuerza marchas dedicadas a imágenes coronadas en los instrumentos de la fabulosa banda de la Cruz Roja de Sevilla, hasta llegar a la plaza de la Asunción, abarrotada para ver como la alcaldesa colocaba a la imagen la Medalla de Oro de la Ciudad. Y después, mucho momentos más ante el Nazareno, El Loreto y La Coronación.

En la Semana Santa de 2011 no realizó estación de penitencia debido a las condiciones climatológicas. En el año 2012 llegó a hacer estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, refugiándose de la lluvia en la misma, desde la que realizó el correspondiente traslado a su Templo en la jornada del Domingo de Resurrección.